Reflexión - La cima de la montaña


Reflexión - La cima de la montaña

Si una gran montaña representara nuestra vida desearíamos conquistar la cima de la montaña y escalar hasta lo más alto de ella para sentirnos realizados y orgullosos de nosotros mismos, de nuestra azaña. Nuestro gran éxito es conseguir subirla y llegar a la meta para celebrar la gran victoria. Hoy en día el reconocimiento social lo obtenemos a través de nuestros exitos externos y nuestros resultados. La sociedad del siglo XXI pone la conciencia en medir esos exitos y premiar esos resultados para así alcanzar un estatus social. Hasta tal punto que mi vida y mis logros se convierten en un escaparate gracias a las redes sociales y los avances tecnológicos tan desarrolados en los últimos años.

Desde una visión más profunda de la vida el verdadero exito no está fuera, está dentro. En lo más profundo de nuestras entrañas podemos descubrir todo nuestro potencial más humano. Esa semilla que contiene toda la sabiduría que necesitamos para aprender a disfrutar del camino de vida. Esa conexión con la fuente de nuestra propia creación nos da la fortaleza para escalar cada día, nos brinda la confianza en el proceso de la vida y la paz que necesitamos para no vivir con miedo ni sufriendo. Despertar la luz que somos nos enseña a amarnos y a compartir ese amor con los demás. Nos enseña a poner nuestra atención en la cosas de la vida que merecen la pena. Sólo de esta manera descubro que lo importante no es llegar a ninguna cima, ni ganar ninguna victoria. No es ni tan si quiera sacar el mejor resultado. El mayor logro es la actitud con la que viajo por la vida, es la actitud con la que subo la montaña. Son mis ganas de disfrutar con pasión cada experiencia de vida, independientemente de mis resultados. El mayor reconocimiento es el que yo me doy a mi mismo y mi verdadero exito externo dependerá de mi exito interno. Ése que te brinda la oportunidad cada instante de desarrollarte a otro nivel. Si vivo desde el compromiso y el amor el resultado está asegurado. Éstos no son nunca ni buenos ni malos son simplemente un efecto de lo que mi yo profundo ha proyectado y ha atraido para mi. En ese momento es lo que necesitamos, la vida tan solo nos da oportunidades una y otra vez para que nos descubramos.

Alma de Tao

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